Ya finalizando este año 2020, es hora de hacer balance en lo que se refiere a lo estrictamente forestal, es decir, ver los resultados de las siembras que realicé en el otoño del 2019.
El otoño de 2019, sembré algunas especies que me interesaban especialmente, ya que hacía mucho tiempo que no producía, y estaba escaso de ejemplares. Paso a detallar una por una las especies que sembré en el otoño de 2019.
Mostajos (sorbus aria)
Especie en la que los resultados no son todo lo positivos que querría, cosa que ya me esperaba, ya que la semilla la recogí tarde, y todo de frutos que habían quedado sin consumir por las aves. Los frutos de los que obtuve semilla estaban todos en el suelo, y el aspecto de las semillas tampoco era muy bueno, flotando en el agua casi su totalidad, no obstante, las sembré, obteniendo en esta primavera de 2020 tres ejemplares cuyo aspecto no es muy vigoroso.
Sorbus latifolia x torminalis
Las obtuve de ejemplares alcarreños, cedidas por un buen amigo que se dedica, como yo, a estas labores selvicultoras por afición. Estas semillas, aunque fueron sembradas en Noviembre de 2019, son de 2018, por lo que las mantuve un año guardadas, obteniendo una germinación alta para ser el segundo año, ya que por ejemplo en sorbus doméstica he podido observar que el segundo año de guardadas, la germinación se reduce significativamente, aunque en este caso, fueron las babosas o algún otro pequeño devorador de plantas, quienes mermaron mi producción, debido a que tenía los semilleros cubiertos de hojarasca de roble para prevenir a las pequeñas plántulas de las heladas, y tardé más de la cuenta en retirarles esta cobertura. Para el siguiente año ya lo sé.
Sorbus domestica
Esta especie fue sin duda la que más me interesaba, y es que por la escasez de ejemplares que tenía, por su belleza, y por sus frutos, es una especie que atrae y genera gran biodiversidad. Es por ésto que el sorbus doméstica es un árbol muy apreciado. Dejo a continuación unas fotos de mis bandejas sembradas con Sorbus domestica.
Quercus Petraea
Otra especie que tenía ganas de reproducir, es el roble albar (quercus petraea). Son de ejemplares de esta especie, bastante puros, procedentes de los alrededores de mi zona de actuación en el macizo de Ayllón. Casi el 100% de las bellotas que sembré salieron sin problemas, ya que estas semillas al ser semillas recalcitrantes no se pueden guardar de un año para otro.
Quercus Robur
Los Roble carballo (quercus robur) del sistema central se podrían considerar una rareza, ya que es justo en el N – NE del sistema central donde está su límite de distribución, y está relegado a algunos enclaves de las estribaciones del sistema central, distiguiéndose muy bien del resto de robles gracias a una de sus más llamativas características, que son los largos pedúnculos del que cuelgan sus bellotas, a parte de otros rasgos. De estas semillas también salieron prácticamente todas las que sembré.
Abedul (betula pubescens)
Abedules se obtuvieron unos 15, de arroyos montanos donde se da. Es un árbol que por su rápido desarrollo y crecimiento hay que trasplantar a un contenedor más grande en este otoño.
Arce de Montpellier (Acer monspessulanum)
Árbol que crece también en lugares húmedos y que adquiere una coloración impresionante en otoño. También se plantaron un par de bandejas de 60 alveolos, por lo que más o menos se han obtenido alrededor de 100.
Todo esto es lo que se ha obtenido este 2020 en cuanto a árboles forestales. Este otoño mostraré los trabajos para trasplantar a un contenedor mayor y no parar su desarrollo de cara al próximo año.